25 de agosto de 2008

Caperucita


Quería ser querida, y resultó en su hazaña herida. Caperucita la bella era una niña plebeya que jugaba sola al atardecer y miraba a los pájaros amanecer. Pobre Caperucita por nadie querida, tan sola y tan herida. Llora, llora... ¡pero aprende de la zarzamora! que tiene espinas para defenderse de quien su fruto osa comerse. Y si tuvieras espinas serías rosa, vestida de rojo y muy hermosa.
Se llevó mordiscos de un fiero lobo, y como castigo lo convirtió en un perro triste y bobo. Ahora ninguno de los dos cree en cuentos, sólo en escarmientos; pero es de mutuo acuerdo seguir siendo un par de lerdos. Y miento, miento, miento al jugar con sentimientos.
Se va a pasear al bosque de la ciudad, y al andar se le quita esta ansiedad (edad, edad). Y mientras se entretiene con estúpida calma se secan sus lágrimas, su odio y su alma.
Si miras a la luna estaré subida hasta la una. Para subir salta, si es que me echas en falta.

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