29 de marzo de 2011

El error de un lloro

Miro por una ventana. Ahí fuera el mundo se pinta de belleza y de nácar. Olor de agua transparente que llueve en mi cara, como el error de un lloro. Anhelo un tejado sobre el que caer y busco el consuelo que repose este camino de arena roja. No consigo ver más allá de mis orejas, donde el silencio habita a golpe de palabras huecas.
Y las sonrisas, antes despiertas, se esconden en rincones inalcanzables.
Y el mundo, antes nácar, se tiñe de amarillo doliente.
Y guardo conmigo las ganas de reír.

No hay comentarios: