Un tejido brumoso, como aliento de fuego, se dejaba mecer entre las ramas. Y nos vestía con las íntimas transparencias de un momento hermoso. Cuerpo con cuerpo, anudadas sensaciones. Anduvimos entre burbujas de tormenta y susurraban los árboles a nuestro paso... Un camino. O varios. O ninguno. Qué más da. Ahora, todo es posible si tú quieres. ¿Vamos?
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