Te diría tantas cosas acariciándote el pelo que ya no sé cómo agarrar este silencio. Silencio que escapa de mis dedos y teje besos en tu mirada, una risa en las pestañas para no verte llorar más.
Ayer vi tu alma desnuda frente a mi. Sensible, tan brillante y hermosa. Y me enamoré por vez infinita. De ti, de tu olor y de tu luz. Del dulce calor quedaba entre las sábanas cuando enredaba mi alma a la tuya.
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