Hay veces, cuando necesitas contar, cuando te das cuenta de que la burbuja que te encierra gira vertiginosamente en tu pedacito de mundo, hay veces, digo, en que no tienes a nadie contigo para contarle. Y callas. Las estrellas siguen brillando, así que todo va bien. Y miras. Miras tu pedacito de tierra, el mismo que necesitas bailar para sentirte viva.
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