15 de septiembre de 2013

A un luchador...

"Parecía su pelo rizoso ese pelo de estopa apolillada de las muñecas viejas, que se cae, al pasarle la mano, en una polvorienta tristeza..."

Juan Ramón Jiménez - 'Platero y yo', fragmento.


Gracias por este tiempo, Roy. Fuiste un superviviente en tus primeros meses de vida, y has sido un luchador hasta el final. Nos duele despedirnos, pero te hemos dejado ir, sin dejar de estar a tu lado en ningún momento.

Me quedo con los paseos compartidos, con lo feliz que has sido, y con la alegría de encontrarte 15 años atrás, un 17 de septiembre. Me faltaba un día para cumplir 12 años. No recuerdo qué me regalaron en aquel cumple, sólo sé que tuve a mi lado a un amigo que me ha acompañado hasta hoy, a punto de cumplir 27. Me has visto cerrar y abrir tantos ciclos: empezar la ESO, acabar Bachillerato, hacer la selectividad, entrar en la Uni y salir de ella. Por el camino nos ha tocado decir adiós a seres queridos, y tenerte cerca siempre ha sido una ayuda para que las penas se olvidaran un ratito.

Habrá a quien estas palabras le suenen a cursilería difícil de comprender. Lo siento por esas personas, porque creo que quien no es capaz de entender el sufrimiento por un animal, de empatizar siquiera un poquito, tampoco sabe lo que es quererlo, ni disfrutar de su compañía, y eso supone perderse una parte muy bonita de la vida (para mí, de las mejores): la de aprender a ser mejor humano. Descansa, pequeño. Nos dejas un hueco enorme que llenaremos de buenos recuerdos. Te queremos y te echaremos de menos, no sabes cuánto. 
Siempre contigo.